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Referencias Cruzadas

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Mateo 21:15

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Pero, cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley vieron que hacía cosas maravillosas y que los niños gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se molestaron.

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20 Referencias Cruzadas  

Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ―¡Hosanna al Hijo de David! ―¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ―¡Hosanna en las alturas!

Por eso los fariseos comentaban entre sí: «Como pueden ver, no hemos logrado nada. ¡Miren cómo lo sigue todo el mundo!».

Por su parte, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de que, si alguien sabía dónde estaba Jesús, debía denunciarlo para arrestarlo.

¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo vendrá de los hijos de David, y de Belén, el pueblo de donde era David?».

Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan.

Al amanecer, se reunieron los líderes del pueblo. Estaban tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la Ley. Ellos llevaron a Jesús ante el tribunal.

Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban algún modo de acabar con Jesús, porque temían al pueblo.

Un día, Jesús enseñaba al pueblo en el Templo. Mientras les predicaba la buena noticia, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, junto con los líderes judíos.

Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley lo oyeron y comenzaron a buscar la manera de matarlo, pues le temían, ya que toda la gente se maravillaba de sus enseñanzas.

Pero los jefes de los sacerdotes y los líderes judíos persuadieron a la gente a que le pidiera a Pilato soltar a Barrabás y ejecutar a Jesús.

Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús.

Los jefes de los sacerdotes y el tribunal en pleno buscaban alguna prueba falsa contra Jesús para poder condenarlo a muerte.

Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote,

―¿Qué piensan ustedes acerca del Cristo? ¿De quién es hijo? ―De David —le respondieron ellos.

Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo. ―¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad?

Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole: ―¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!

Cuando lo oyeron los otros diez, se enojaron con los dos hermanos.




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