pero no a todos. Se apareció a nosotros, testigos previamente elegidos por Dios. Sí, a nosotros, los que comimos y bebimos con él después de su resurrección.
Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo. Los he llamado amigos, porque todo lo que le oí decir a mi Padre se lo he dado a conocer a ustedes.