«Se oye un grito en Ramá, llanto y gran lamentación. Es Raquel, que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!».
Seguí observando, y oí un águila que volaba en medio del cielo y gritaba fuertemente: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay de los habitantes de la tierra cuando suenen las tres últimas trompetas! ¡Ya los últimos tres ángeles están a punto de tocarlas!».
Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías:
Todos estaban llorando, muy afligidos por ella. ―Dejen de llorar —les dijo Jesús—. No está muerta, sino dormida.