Después de oír al rey, siguieron su camino. La estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos. Al llegar, la estrella se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra.