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Referencias Cruzadas

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Mateo 19:16

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó: ―Maestro, ¿qué es lo bueno que debo hacer para obtener la vida eterna?

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32 Referencias Cruzadas  

para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.

Les estamos hablando de Jesucristo, quien se nos reveló como la vida misma. Nosotros no solo lo hemos visto, sino que a todos les hemos hablado de esa vida eterna que él nos da. Él estaba con el Padre, pero vino a este mundo y pudimos conocerlo.

»Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Así lo hizo para que, siendo declarados justos por medio de su amor inmerecido, llegáramos a tener la confianza de recibir la vida eterna.

Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.

Tenemos confianza en que tendremos vida eterna, pues Dios, que no miente, así lo había prometido antes de la creación del mundo.

De este modo tendrán en el cielo un tesoro que les servirá de base para disfrutar en el futuro de la vida verdadera.

Luchar por mantener la fe es como estar en medio de una batalla. Pelea esa buena batalla. Haz tuya la vida eterna, pues Dios te llamó para dártela. Tú atendiste ese llamado cuando dijiste que confiabas en Cristo delante de muchos testigos.

Luego los sacó y les preguntó: ―Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?

Así como reinó el pecado provocando la muerte, ahora reina el amor. Reina el inmerecido amor de Dios, que nos declara justos y nos da vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.

A los que hacen el bien para recibir gloria, honor y vivir para siempre, Dios les dará vida eterna.

El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que desprecia su vida en este mundo la conserva para la vida eterna.

Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.

―Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Les aseguro que el que cree tiene vida eterna.

Ustedes estudian las Escrituras con mucho cuidado, porque piensan que en ellas encuentran la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!

Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás. Al contrario, dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos por mi causa recibirá cien veces más y obtendrá la vida eterna.

Pero precisamente por eso Dios fue bueno conmigo. Él quería que yo, el peor de los pecadores, pudiera experimentar la infinita bondad de Cristo Jesús. De este modo, sirvo de ejemplo para que otros crean en él y reciban la vida eterna.

―Para las personas es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.

Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.




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