Y, enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.
Pues habrá un castigo sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡Los que actúan con compasión triunfarán en el juicio!
Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda.
¿No debías tú también sentir compasión de tu compañero, así como yo la sentí por ti?”.
»Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano».