¿No debías tú también sentir compasión de tu compañero, así como yo la sentí por ti?”.
Ayúdense unos a otros, y perdonen a todo el que los ofenda. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
Más bien, sean buenos y compasivos unos con otros. Perdónense unos a otros, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores.
Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.
Entonces el señor mandó llamar al siervo y lo reprendió: “¡Siervo malvado! Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
Y, enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.