Después los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron: ―¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: ―¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
Cuando se quedó solo, los doce y los que estaban alrededor de él le hicieron preguntas sobre las parábolas.
Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento.
―Por la poca fe que tienen —les respondió—. Les aseguro que, si tuvieran fe tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible.