Fue entonces el capitán con sus guardias y trajo a los apóstoles. Lo hizo sin hacer uso de la fuerza, pues tenían miedo de ser apedreados por la gente.
Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos. Todos alababan a Dios por lo que había sucedido.
Porque Juan vino a señalarles a ustedes la forma correcta de vivir, y no le creyeron. Pero los cobradores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.