Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.
Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: ―¿Quién es este, que hasta el viento y las olas le obedecen?
Así que se dispusieron a recibirlo a bordo, y en seguida la barca llegó a la orilla adonde se dirigían.
Subió entonces a la barca con ellos, y el viento se calmó. Estaban sumamente asombrados,
En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: ―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.