Molesto porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino y le dijo a la gente: ―Hay seis días en que se puede trabajar, así que vengan esos días para ser sanados, y no el sábado.
Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Y había desacuerdo entre ellos.
Y comenzaron la acusación con estas palabras: ―Hemos descubierto a este hombre causando alboroto en nuestra nación. Se opone al pago de impuestos al césar y afirma que él es el Cristo, un rey.
y les dijo: ―Ustedes me trajeron a este hombre acusado de fomentar la rebelión entre el pueblo. Pero resulta que lo he interrogado delante de ustedes sin encontrar que sea culpable de lo que ustedes lo acusan.
Algunos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: ―¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?
Así que, para cumplir la Ley de Moisés, ustedes circuncidan a un varón incluso en sábado. Entonces, ¿por qué se enfurecen conmigo si en sábado lo sano por completo?