»¿Con qué puedo comparar a la gente de este tiempo? Se parece a los niños sentados en la plaza que gritan a los demás:
―¿A qué se parece el reino de Dios? —continuó Jesús—. ¿Con qué voy a compararlo?
También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para describirlo?
Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta gente.
Nido de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca.
Les aseguro que todas estas cosas sucederán antes de que muera la gente de este tiempo.
El que tenga oídos, que oiga.
»“Tocamos la flauta, y ustedes no bailaron. Entonamos un canto fúnebre, y ustedes no lloraron”.
Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Maestro”.
Como parte de su enseñanza Jesús decía: ―Tengan cuidado de los maestros de la Ley. Les gusta pasearse con ropas lujosas y que los saluden en las plazas.
»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en las plazas.