El que no toma su cruz y me sigue no merece ser mi seguidor.
Y el que no carga su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo.
Entonces llamó a la gente y a sus discípulos. ―Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Luego dijo Jesús a sus discípulos: ―Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Jesús salió cargando su propia cruz hacia el lugar de la Calavera, que en hebreo se llama «Gólgota».
Jesús lo miró con amor y añadió: ―Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.