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Referencias Cruzadas

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Mateo 10:3

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

además de Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo, que era cobrador de impuestos. Y con ellos también llamó a Santiago, que era hijo de Alfeo, a Tadeo,

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30 Referencias Cruzadas  

Cuando llegaron, subieron al lugar donde se estaban quedando. Estaban allí Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás. También estaban Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote, y Judas hijo de Santiago.

Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote

Al pasar vio a Leví hijo de Alfeo, sentado a la mesa cobrando los impuestos. «Sígueme», le dijo Jesús. Y Leví se levantó y lo siguió.

Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa cobrando los impuestos. «Sígueme», le dijo Jesús. Y Mateo se levantó y lo siguió.

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que apodaban el Gemelo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.

Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los otros discípulos: ―Vayamos también nosotros, para morir con él.

Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.

Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.

En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.

No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.

Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a ver a Santiago, y todos los líderes estaban presentes.

Con la mano Pedro les hizo señas de que se callaran, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. ―Cuéntenles esto a Santiago y a los otros creyentes —les dijo. Luego salió y se fue a otro lugar.

Después de esto salió Jesús y se fijó en un cobrador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba. «Sígueme», le dijo Jesús.

Cuando terminaron, Santiago tomó la palabra y dijo: ―Hermanos en la fe, escúchenme.

Judas (no el Iscariote) le dijo: ―Señor, ¿por qué estás dispuesto a mostrarte a nosotros y no al mundo?

Jesús le contestó: ―¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”?

Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y, si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como un no creyente o un cobrador de impuestos corrupto.

Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé.

«Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo y el otro, cobrador de impuestos.

El fariseo, puesto en pie y a solas, oraba: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres. No soy como los ladrones, los malhechores y los adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos.

En cambio, el cobrador de impuestos se había quedado a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo. Él se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”.

Resulta que había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de los cobradores de impuestos, que era rico.

―¿De dónde me conoces? —le preguntó Natanael. Jesús le respondió: ―Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas debajo de la higuera, ya te había visto.

Dijo entonces Tomás: ―Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?




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