Cuando el niño cumplió ocho días de nacido, María y José fueron a circuncidarlo, y lo llamaron Jesús. Ese fue el nombre que el ángel le había puesto antes de que María quedara embarazada.
Pues Dios ya sabía desde un principio a quienes iba a elegir para ser transformados en personas semejantes a su Hijo. Por eso su Hijo es el mayor de muchos hermanos.