Después de que dejó a la gente y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre la comparación que había hecho.
―Explícanos la comparación —le pidió Pedro.
Una vez que se despidió de toda la gente, entró en la casa. Se acercaron sus discípulos y le pidieron: ―Explícanos la parábola de la mala hierba del campo.
Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: ―¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?
No les decía nada sin emplear parábolas. Pero, cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo.
Cuando se quedó solo, los doce y los que estaban alrededor de él le hicieron preguntas sobre las parábolas.
Los discípulos se acercaron y le preguntaron: ―¿Por qué le hablas a la gente en parábolas?
Unos días después, Jesús entró de nuevo en Capernaúm, y se corrió la voz de que estaba en casa.
Luego entró en una casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos.
―¿Tampoco ustedes pueden entenderlo? —les dijo Jesús—. ¿No se dan cuenta de que nada de lo que entra en una persona puede contaminarla?