Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando. Sabría qué clase de mujer es: una pecadora».
Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías. Hará que los padres se reconcilien con los hijos y guiará a los desobedientes para que sigan el ejemplo sabio de los obedientes. De este modo preparará al pueblo para recibir al Señor.