Entró y les dijo: «¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta, sino dormida».
Pablo bajó, se echó sobre el joven y lo abrazó. «¡No se alarmen! —les dijo—. ¡Está vivo!».
Él murió por nosotros para que, ya sea que vivamos o que muramos, vivamos junto con él.
Por eso hay entre ustedes muchos que están débiles y enfermos, y varios han muerto.
les dijo: ―Váyanse. La niña no está muerta, sino dormida. Entonces empezaron a burlarse de él.
Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto y que la gente lloraba y daba grandes gritos.
Entonces empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos. Tomó consigo al padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él. Y entró adonde estaba la niña.