Entonces la gente comenzó a suplicarle a Jesús que se fuera de la región.
Entonces todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús. Y, cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región.
―¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!
Así que fueron a disculparse. Luego los llevaron hasta fuera de la cárcel y les pidieron que se fueran de la ciudad.
Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, pues tenían mucho miedo. Así que él subió a la barca para irse.
Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!
―¿Por qué te metes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? —gritó con fuerza—. ¡Te ruego por Dios que no me castigues!