Temblorosas y asustadas, las mujeres salieron huyendo de la tumba. No dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
Aterrorizados, creyeron que veían a un espíritu.
Así que las mujeres se alejaron a toda prisa de la tumba, asustadas pero muy alegres, y corrieron a dar la noticia a los discípulos.
No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino.
Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, toda esa gente se asombró de su enseñanza.
Pero vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo”.
Cuando Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado fuera siete demonios.