Pues la piedra era muy grande. Pero, al fijarse bien, se dieron cuenta de que estaba corrida.
El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a la tumba. Al llegar, vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada.
Ellas encontraron que había sido quitada la piedra que cubría la tumba.
y lo puso en una tumba nueva de su propiedad que había cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra grande a la entrada de la tumba, y se fue.
Así que ellos fueron, cerraron la tumba con una piedra y la sellaron; y dejaron puesta la guardia.
Iban diciéndose unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada de la tumba?».
Al entrar en la tumba vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron.