Subió la gente y le pidió a Pilato que le concediera lo que acostumbraba.
Ahora bien, durante la fiesta el gobernador acostumbraba soltar un preso que la gente eligiera.
Jesús salió de aquel lugar y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Otra vez se le juntó mucha gente y, como era su costumbre, les enseñaba.
Y resulta que un hombre llamado Barrabás estaba encarcelado con los rebeldes condenados por haber cometido homicidio en una rebelión.
―¿Quieren que les suelte al rey de los judíos? —respondió Pilato,