Pero Jesús ni aun con eso contestó nada, de modo que Pilato se quedó asombrado.
Pero yo creo que, a nosotros los apóstoles, Dios nos ha hecho desfilar en el último lugar, como los condenados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para el mundo entero.
Pero Jesús no respondió ni a una sola acusación, por lo que el gobernador se llenó de asombro.
Así que entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús: ―¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó nada.
Al ser acusado por los jefes de los sacerdotes y por los líderes judíos, Jesús no contestó nada.
―¿No vas a contestar? —le preguntó de nuevo Pilato—. Mira de cuántas cosas te están acusando.
Lo acosó con muchas preguntas, pero Jesús no le contestaba nada.