María Magdalena y María la madre de José vieron dónde lo pusieron.
Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé.
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ir a ungir el cuerpo de Jesús.
Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea siguieron a José. Querían ver la tumba y cómo colocaban el cuerpo.
Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver la tumba.
Allí estaban, sentadas frente a la tumba, María Magdalena y la otra María.
Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Entonces José bajó el cuerpo, lo envolvió en una sábana de lino que había comprado y lo puso en una tumba cavada en la roca. Luego hizo rodar una piedra a la entrada de la tumba.