Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé.
Pero todos los conocidos de Jesús se quedaron mirando desde lejos. Incluso las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se quedaron lejos.
Cuando Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado fuera siete demonios.
Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver la tumba.
Allí estaban, sentadas frente a la tumba, María Magdalena y la otra María.
¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente? ¿Acaso no es eso lo que hacen los demás apóstoles, los hermanos del Señor y Pedro?
María Magdalena y María la madre de José vieron dónde lo pusieron.
Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.
No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.
además de Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo, que era cobrador de impuestos. Y con ellos también llamó a Santiago, que era hijo de Alfeo, a Tadeo,
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ir a ungir el cuerpo de Jesús.
Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, pues era de baja estatura.