―¿No vas a contestar? —le preguntó de nuevo Pilato—. Mira de cuántas cosas te están acusando.
―¿Te niegas a hablarme? —le dijo Pilato—. ¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen?
―¿No oyes lo que declaran contra ti? —le dijo Pilato.
Poniéndose en pie, el sumo sacerdote le dijo a Jesús: ―¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?
Los jefes de los sacerdotes se pusieron a acusarlo de muchas cosas.
Pero Jesús ni aun con eso contestó nada, de modo que Pilato se quedó asombrado.