Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban cerca dijeron: ―Escuchen, está llamando a Elías.
A las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: ―Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”).
Un hombre corrió, empapó una esponja en vinagre, la puso en una vara y se la ofreció a Jesús para que bebiera. ―Déjenlo, a ver si viene Elías a bajarlo —dijo.