A las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: ―Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”).
A esa hora, Jesús gritó con fuerza: ―Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”).
Cuando vivía aquí en la tierra, Jesús hizo oraciones rogando al que podía salvarlo de la muerte. Lo hizo con fuerte voz y lágrimas. Y fue escuchado porque fue humilde y obediente.
Un día, como a las tres de la tarde, tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se le acercaba y le decía: ―¡Cornelio!
Entonces Jesús gritó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos entrego mi espíritu! Y, al decir esto, murió.
Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó en oscuridad,
Desde el mediodía, toda la tierra quedó en oscuridad hasta las tres de la tarde.
Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.
Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban cerca dijeron: ―Escuchen, está llamando a Elías.