Poniéndose de pie en el medio, el sumo sacerdote interrogó a Jesús: ―¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?
Pero ni aun así concordaban sus declaraciones.
Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada. ―¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —le preguntó de nuevo el sumo sacerdote.