Que sea él quien los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.
Si alguien se mantiene alejado del pecado, llegará a ser como un vaso muy especial. Será un vaso que el Señor pondrá aparte de los demás, pues le es útil y está preparado para toda obra buena.
Lo que ahora somos, lo hizo Dios. Él, por medio de Cristo Jesús, nos creó de nuevo para que podamos vivir haciendo el bien. Dios así lo había planeado desde un principio.
Este mensaje es digno de confianza, y quiero que lo enseñes una y otra vez, para que los que han creído en Dios se esfuercen en hacer lo bueno. Esto es excelente y provechoso para todos.
Además, que sea reconocida por sus buenas obras, tales como criar hijos, practicar la hospitalidad y lavar los pies de los creyentes. Que sea de las que ayudan a los que sufren y que aproveche toda oportunidad para hacer el bien.
Así podrán vivir obedeciendo las enseñanzas del Señor, agradándole en todo. Podrán entonces hacer muchas obras de bondad y crecer en el conocimiento de Dios.
Y Dios puede hacer que reciban muchísimas cosas, de modo que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario. De esa manera tendrán para ayudar en gran manera a los demás.
Mantengan una conducta ejemplar entre los que no creen en Dios. Así, cuando los acusen de hacer el mal, ellos verán todo lo bueno que ustedes hacen y alabarán a Dios el día que él venga a juzgar a todos.