Ellos se pusieron tristes, y uno tras otro empezaron a preguntarle: ―¿Acaso seré yo?
Los discípulos se miraban unos a otros sin saber a cuál de ellos se refería.
Ellos se pusieron muy tristes, y uno por uno comenzaron a preguntarle: ―¿Acaso seré yo, Señor?
Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.
―Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato.