Pero, en el día de su regreso, el Señor vendrá sin avisar, como lo hace un ladrón cuando quiere robar una casa. En ese día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso. Todo lo que existe será destruido por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada.
y esperando ansiosamente que llegue el día en que Dios juzgue el mundo. Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y todo lo que existe se derretirá con el calor de las llamas.