»Ahora bien, cuando vean “el horrible sacrilegio” donde no debe estar (el que lee, que lo entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas.
Para esto se necesita sabiduría. El que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, que corresponde a una persona. Ese número es el seiscientos sesenta y seis.
¡Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan este mensaje profético y obedecen lo que allí está escrito! Porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.
Hermanos en la fe, piensen como personas maduras. Es bueno ser inocentes como un niño y no dar paso a la maldad. Pero, a la hora de pensar, hay que hacerlo como un adulto maduro.