»¿Qué hará el dueño? Volverá, acabará con los labradores y dará el viñedo a otros.
Luego Isaías se atreve a decir: «Dejé que me hallaran los que no me buscaban. Me di a conocer a los que no preguntaban por mí».
Pero, en cuanto a esos enemigos míos que no me querían por rey, tráiganlos acá y mátenlos delante de mí”».
»Por eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino.
El rey se enfureció. Mandó su ejército a destruir a los asesinos y a incendiar su ciudad.
Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial. Así le pasará también a la gente malvada de este tiempo».
Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de estos lo que le correspondía.
Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo.
¿No han leído ustedes esta Escritura: »“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra principal.