Él no es Dios de muertos, sino de vivos. ¡Ustedes andan muy equivocados!
Para esto mismo murió Cristo y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven.
Así dicen las Escrituras: «Te he hecho padre de muchas naciones». Y Abraham le creyó, porque sabía que era el Dios que da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si ya existieran.
―¿Acaso no andan ustedes equivocados? —les respondió Jesús—. Ustedes desconocen las Escrituras y el poder de Dios.
Por eso me enojé con aquella gente, y dije: “Es un pueblo desobediente, que no quiere seguir mis caminos”.
Jesús les contestó: ―Ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios.
“Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”? Él no es Dios de muertos, sino de vivos.
Y él no es Dios de muertos, sino de vivos. Así que para él todos ellos viven.