―¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio autoridad para actuar así?
»¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo!
Llegaron de nuevo a Jerusalén y, mientras Jesús andaba por el Templo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley y los líderes judíos.
―Yo voy a hacerles una pregunta a ustedes —respondió él—. Si me la contestan, yo les diré con qué autoridad hago esto.