Hermanos en la fe, piensen como personas maduras. Es bueno ser inocentes como un niño y no dar paso a la maldad. Pero, a la hora de pensar, hay que hacerlo como un adulto maduro.
Los niños recién nacidos desean con fuerza la leche pura que los hará crecer. Busquen ustedes todo lo que es bueno, para que crezcan espiritualmente y disfruten su salvación.