La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero y comía langostas y miel silvestre.
Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén venía a él. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.
Predicaba de esta manera: «Después de mí viene uno más poderoso que yo. Ante él, ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias.