Iban por el camino cuando alguien le dijo: ―Te seguiré a dondequiera que vayas.
―Señor —insistió Pedro—, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daré hasta la vida.
Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús tomó la firme decisión de ir a Jerusalén.
Luego siguieron caminando hacia otra aldea.