Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron.
Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último,
Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso: ―Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Podemos levantar tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi elegido. ¡Escúchenlo!».