―Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y contó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.
Pero él salió y comenzó a hablar con mucha gente, contando lo sucedido. Como resultado, Jesús ya no podía entrar en ningún pueblo abiertamente. Tenía que quedarse en las afueras, en lugares solitarios. Aun así, gente de todas partes seguía buscándolo.
Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: ―Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y cómo te ha tenido compasión.