Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Este es el que hacía cosas maravillosas bajo la autoridad de la bestia. Por medio de esas cosas engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron echados vivos al lago de fuego y azufre.
La bestia que has visto es la que antes era, pero ya no es. Está a punto de salir del abismo, pero va rumbo a la destrucción. Los que se asombraron son aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo.
Cuando vio a Jesús, dio un grito y se arrojó a sus pies. Entonces dijo con fuerza: ―¿Por qué te metes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me castigues!