Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca. ―Crucemos al otro lado del lago —les dijo. Así que salieron
En seguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la gente.
y, mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse. Corrían gran peligro.
Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo rodeaba para escuchar el mensaje de Dios. Eran muchos y lo apretujaban.
Entonces los dejó, volvió a embarcarse y cruzó al otro lado.
En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la gente.
Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (o de Tiberíades).
Jesús regresó en la barca al otro lado del lago. Entonces mucha gente se reunió alrededor de él. Por eso se quedó en la orilla.
Cuando Jesús vio a la gran cantidad de personas que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago.
Y, cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos. Todos los cerdos huyeron y cayeron al lago por el precipicio, y se ahogaron.
Subimos a bordo de un barco del puerto de Adramitio, que estaba a punto de salir hacia los puertos de la provincia de Asia. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de Tesalónica, y con él comenzamos el viaje.