―Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.
No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.
¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente? ¿Acaso no es eso lo que hacen los demás apóstoles, los hermanos del Señor y Pedro?
Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración. Se reunían con los hermanos de Jesús, María su madre y otras mujeres.
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se sentían ofendidos a causa de él.
La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero, como había mucha gente, no lograban acercársele.
Pero él les respondió: ―Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.