Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más?
Ayúdense unos a otros, y perdonen a todo el que los ofenda. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
Más bien, sean buenos y compasivos unos con otros. Perdónense unos a otros, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.
Al derramar su sangre, Cristo nos hizo libres y perdonó nuestros pecados, porque su amor es muy grande. No merecíamos tanto amor,
Todos los que quieren agradar a Dios por hacer lo que demanda la Ley están bajo maldición. Pues las Escrituras dicen: «Maldito sea quien no obedezca todo lo que está escrito en el libro de la Ley».
A la verdad, como no podíamos salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.
Pero, gracias al gran amor de Dios, son declarados justos, y esto sin pedir nada a cambio. Cristo Jesús nos liberó del castigo por nuestros pecados.
Y, enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.
Perdona nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores.
El señor tuvo compasión de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad.
―Supongo que aquel a quien más le perdonó —contestó Simón. ―Estás en lo correcto —le dijo Jesús.