Cuando llegaron ante Jesús, le rogaron con insistencia: ―Este hombre merece que le des lo que te pide.
Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no viven haciendo lo malo. Ellos merecen caminar conmigo vestidos de blanco, el color de la santidad.
Si el hogar se lo merece, que la paz de ustedes reine en él; pero, si no, que la paz se vaya con ustedes.
Pero los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección no se casarán.
»En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar.
Como oyó hablar de Jesús, el capitán mandó a unos líderes de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo.
Aprecia tanto a nuestra nación que nos ha construido una sinagoga.
Él y toda su familia amaban y obedecían a Dios. Cornelio ayudaba a los judíos pobres y oraba a Dios constantemente.