Y nadie que haya bebido vino añejo quiere el nuevo, porque dice: “El añejo es mejor”.
Dios habló bien de todos ellos, gracias a la fe. Sin embargo, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa.
Si alguien te demanda para quitarte la capa, déjale también la camisa.
Más bien, el vino nuevo debe echarse en recipientes nuevos.
Un sábado, al pasar Jesús por los sembrados, sus discípulos se pusieron a arrancar unas espigas de trigo y las desgranaban para comérselas.