Era tal la cantidad de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas. Esperaban que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.
Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Muchísimas personas se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados.
Los ciegos ven, los cojos andan y los que tienen lepra son sanados. Los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.