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Referencias Cruzadas

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Lucas 3:8

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Den muestras de verdadero arrepentimiento. Y no se pongan a pensar: “Somos descendientes de Abraham”. Pues les digo que Dios puede convertir estas piedras en descendientes de Abraham.

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29 Referencias Cruzadas  

Al contrario, comencé a predicar en muchos lugares. Primero, en Damasco, luego en Jerusalén y en toda Judea. Después, les prediqué a los no judíos y les pedí que se arrepintieran y obedecieran a Dios. Les dije además que hicieran lo bueno, para que demostraran su arrepentimiento.

»Por eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino.

Gracias a Jesucristo, ustedes podrán hacer lo bueno y correcto, para que todos den gloria y alabanza a Dios.

Tampoco por ser descendientes de Abraham son todos verdaderos hijos de Abraham. Pues Dios le dijo a Abraham: «Tu descendencia se formará por medio de tu hijo Isaac».

Por eso los descendientes de Abraham se ganan la promesa por la fe. No tienen que hacer nada a cambio para ganarla. Esta promesa no es solo para los que obedecen la Ley, sino para los que creen como Abraham. Por eso él es el padre de todos nosotros.

Pero él respondió: ―Les aseguro que, si ellos se callan, gritarán las piedras.

―Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—. Nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Por qué dices que seremos liberados?

―Nuestro padre es Abraham —respondieron. Entonces Jesús les contestó: ―Si fueran hijos de Abraham, harían lo mismo que él hizo.

Den muestras de verdadero arrepentimiento.

No piensen que podrán decir: “Somos descendientes de Abraham”. Pues les digo que Dios puede convertir estas piedras en descendientes de Abraham.

Los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a pensar: «¿Quién es este que ofende a Dios? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».

Tan pronto como el dueño de la casa se haya levantado a cerrar la puerta, ustedes desde afuera se pondrán a golpear la puerta, diciendo: “¡Señor, ábrenos!”. Pero él les contestará: “No sé de dónde son ustedes”.

Entonces dirán: “Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”.

Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Dale tu asiento a este hombre”. Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento.

―Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya que este también es hijo de Abraham.




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