Al amanecer, se reunieron los líderes del pueblo. Estaban tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la Ley. Ellos llevaron a Jesús ante el tribunal.
Muy de mañana, los jefes de los sacerdotes, con los líderes judíos, los maestros de la Ley y el tribunal en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato.
Jesús fue entregado según el determinado propósito y el previo conocimiento de Dios. Y, por medio de gente malvada, ustedes lo mataron, clavándolo en la cruz.